Es la carga neta de calor a la que los trabajadores están expuestos y que resulta de la contribución combinada de las condiciones ambientales del lugar donde trabajan, la actividad física que realizan y las características de la ropa que llevan.
Al trabajar en condiciones de estrés térmico, el organismo se altera y sufre una sobrecarga térmica, porque al aumentar su temperatura, los mecanismos fisiológicos de pérdida de calor (sudoración y vasodilatación periférica, fundamentalmente) tratan de compensar la temperatura corporal. Si el cuerpo supera los 38 °C, se podrán producir distintos daños a la salud.