Según la Organización Panamericana de la Salud, el sodio se consume principalmente en forma de sal, que en la alimentación puede provenir de los alimentos procesados, ya sea porque contengan grandes cantidades de sal (por ejemplo: platos precocinados, productos cárnicos transformados como el tocino, el jamón y los embutidos, quesos, aperitivos salados, fideos instantáneos) o porque se consuman en grandes cantidades (por ejemplo: pan y cereales procesados). La sal se añade asimismo a los alimentos al cocinarlos (caldos y cubitos de caldo concentrado) o ya en la mesa (por ejemplo: salsa de soja, salsa picante, salsa de pescado, sal de mesa). Los hábitos de alimentación están cambiando debido a la producción creciente de alimentos procesados, la urbanización acelerada y la evolución del modo de vida. Los alimentos hiperprocesados están cada vez más disponibles y son cada vez más asequibles.